Durante los últimos días han salido un par de noticias sobre la fotografía digital y el rechazo, cuando no problemas, que sigue causando en ciertos sectores.
Por un lado fue la decisión de la agencia Reuters de aceptar tan solo los JPGs sacados directamente de la cámara, en detrimento de los RAWs y por el otro, las declaraciones de Don McCullin que vino a decir algo así como que la fotografía digital miente.
Vayamos por partes, respecto a la decisión de la agencia Reuters, no puedo pensar otra cosa que es algo incoherente y hasta ¿estúpido? tan solo hay un motivo por el que les daría la razón y es el de que, como se hacía al elegir un determinado tipo de película en función de como respondiese esta, pudiésemos hacer lo mismo con el sensor, pero claro, en lo digital no es así, cuando decides comprar una cámara va todo junto y el sensor va integrado a la cámara, además de depender directamente de su software.
Cuando se trataba de decidir si usar un determinado tipo de película, no te tenías que “casar” con una marca, podías comprar rollos de diferentes marcas y usar el que mejor se adaptase a lo que querías, eso si, si querías tomar la misma imagen con dos películas diferentes, tenías que llevar dos cámaras y, evidentemente, nunca sería exactamente la misma toma.
Pues bien, lo que te permite el RAW, que cada fabricante de cámaras le llama como le da la gana, es tener en esa misma captura la posibilidad de disparar con “diferentes películas”, el RAW “a pelo” suele ser un archivo plano, con poco contraste y necesita que se “procese” como se ha hecho siempre con los negativos al ampliarles, pero el JPG que sale directamente de la cámara es como si llevases ese negativo a esos populares “chinos” de hace algo más de una década que te positivaban un carrete en una hora, podías realizar un negativo de lujo, pero a saber si el revelado del negativo lo hacían bien y que copias te sacaban, la cámara hace lo que le da la gana, bueno, lo que ella interpreta que nosotros queremos, por que puedes configurar casi cualquier parámetro en ella y, actualmente, hasta editar los archivos en la misma cámara.
Para mi, si tanto les preocupa las manipulaciones, que marquen un código deontológico y quien desee trabajar con ellos tendrá que conocerle y cumplirle y si no lo hace, ya que estamos hablando de una agencia de prensa y se supone que prima la veracidad, que lo sepa todo el gremio, no hace falta que salga como noticia, tan solo que esa información llegue a otras agencias y medios como información por si alguien tiene intención de trabajar con ese profesional.
Y aquí entra en juego las declaraciones de McCullin sobre la mentira de la fotografía digital.
Seamos sinceros, la fotografía, desde sus inicios y a pesar de nacer con la intención de ser un medio para captar la realidad, nunca ha sido un fiel reflejo de esta, prescindir del color te altera la realidad, las películas de color siempre han interpretado los colores a su manera, además de ir cambiando esa interpretación con el paso del tiempo, incluso había películas con el mismo nombre, el cual podía ir acompañado de una letra en función de si se había diseñado para retrato, con unos tonos más suaves y menor contraste, ó para otro tipo de tomas, con unos tonos más fuertes y mayor contraste.
La fotografía siempre ha interpretado la realidad, nunca la ha plasmado realmente, la única pega en este aspecto de la fotografía digital es que su manipulación puede ser algo muy fácil, lo que en muchas ocasiones nos permite dar un efectismo exagerado a nuestras imágenes con un par de cliks del ratón y si fuese en analógico, sería una tarea, muchísimo más trabajosa, tan solo al alcance de verdaderos especialistas.
Lo que si es innegable es que habría que decidir cuando una imagen deja de ser “fotografía” y pasa a ser “ilustración”, retomar con dignidad el termino “fotomontaje”, una disciplina que fue muy popular en ciertas épocas y de la cual algunos autores nos dejaron material más que interesante, aunque actualmente los fotomontajes digitales no tienen ese encanto del recortar y pegar que se realizaba con las tijeras, las cuchillas y el pegamento “Imedio”, pero sobre todo debemos asumir que la fotografía es una herramienta, somos nosotros los que debemos ser fieles a nuestros principios, a nuestro trabajo, al destino del mismo, pero ante todo no debemos intentar engañar a nadie por conseguir un reconocimiento ó un trabajo, ó una portada en un periódico, por que, aunque lo consigamos, al final tan solo estaremos engañándonos a nosotros mismos.
Antonio Graell
PD. A pesar de todo lo dicho y trabajando en digital desde hace años, lamento profundamente que la industria esté abandonando la fabricación de películas, muchas ya son historia y constantemente ese número aumenta, por que hay cosas en las que la “perfección” de la fotografía digital nunca podrá hacer sombra a la experiencia de fotografiar con un carrete dentro de la cámara en vez de una tarjeta de memoria y, por supuesto, con todo el posterior ritual de meterte en una habitación, a oscuras, con el olor de los químicos, para terminar alumbrado por una luz roja y viendo como una imagen aparece como por arte de magia en un papel blanco.
Antonio Graell. (Madrid, 1962). Dotado de una técnica depurada, ambicioso en sus conceptos estéticos y arriesgado en sus contenidos, ha construido una obra sólida y consistente en el mundo de la fotografía erótica, fetichista y de glamour. (más info) (trayectoria). J.M.Ponce.